Rewind
Ahora me levanto prontísimo. Los días de entre semana sobre todo. Entonces tenías casi siete años menos que yo. A mí me gustaba ir al hipódromo. Escuchaba la música muy alta. Bebía algunas noches como si se fuera a terminar el mundo. Escribía poesía. Escribía poemas cortísimos que no leían ni siquiera mis mejores amigos. No era un maldito, porque dormía con la ventana cerrada, y los niños malos duermen siempre con ellas abiertas (las ventanas y sus etcéteras). Aquel verano había hecho calor de verdad en Madrid. Salir era ingresar en una sartén recién retirada del fuego, una invitación a correr descalzo hasta atravesar las brasas. Justo lo que hacen en los pueblos de donde vengo aquellos amantes que dicen que son los amantes verdaderos. Valiente chorrada. valiente chorrada quemarse las plantas de los pies por amor pudiendo quemarse el cuerpo entero con la combustión que sucede a la fricción espectacular provocada en la fusión de los núcleos de nuestras células cuando la d...